Cada conflicto ambiental articula al menos tres actores sociales: el colectivo de la comunidad local (que puede adoptar diferentes formas organizativas y que es socialmente heterogéneo), la entidad privada o pública que lleva adelante un emprendimiento o actividad cuestionada y el Estado en sus distintos niveles. Entre estos actores, une vez que el conflicto ambiental está inscripto en el espacio público, se establecen controversias sociotécnicas, entendidas como las discrepancias que se establecen a partir del intercambio de argumentos entre los expertos, actores ligados a la tecnociencia, y actores sociales, que a partir de diferentes recorridos construyen un conocimiento contraexperto.
Por otra parte, como resultado de las diferentes valoraciones y significados que se ponen de manifiesto – y muchas veces se construyen- en la dinámica del conflicto, se crean nuevos lenguajes que expresan dichas miradas. Martinez Allier (2004) denominó estas formas de expresión como lenguajes de valoración. Lenguajes como “el agua vale más que el oro” - provenientes de los conflictos ambientales del modelo minero- o “las plantaciones no son bosques”- que emergen de las luchas contra las plantaciones forestales – funcionan como una suerte de slogan pero que articulan sentidos y valores opuestos a la racionalidad dominante y que colocan el eje en el valor intrínseco de bienes comunes para el desarrollo de la vida, sosteniéndolo por fuera de la lógica de mercado.
Un aspecto relevante acerca del análisis de los conflictos ambientales se presenta al responder para qué estudiar estos fenómenos. A partir de los aportes realizados por el geógrafo Melé (2014) sobre los conflictos urbanos y por la socióloga y Doctora en Geografía Merlinsky (2013) sobre los conflictos ambientales, es posible puntualizar que el mayor interés se centra en el análisis de sus efectos – y no así en su resolución-, pensando en estas situaciones como controversias propias de la dinámica social y que constituyen instancias de transformación social. Desde esta perspectiva se analizan las productividades de los conflictos ambientales, es decir, las resonancias sociales, territoriales, jurídicas e institucionales que se producen a partir del desarrollo de los conflictos, y que pueden ser tanto de signo positivo como negativo. Dentro de estos aspectos productivos se encuentra la transformación de las concepciones y marcos cognitivos de la comunidad local, y que, en consecuencia, tiene implicancias en las formas de interpretar y participar en otros fenómenos de la vida social.
Bibliografía (los textos citados están disponibles para su descarga y consulta)
Gudynas, E. (2014) “Conflictos y extractivismos: conceptos, contenidos y dinámicas”. Decurso, Revista en Ciencias Sociales. CESU, Universidad Mayor San Simón, Cochabamba. 27-28: 79-115.
Merlinsky, G. (2013) (Comp.) Cartografía del conflicto ambiental en Argentina. Ciccus. Buenos Aires
Melé, P. 2016. ¿Que producen los conflictos urbanos? Francisco Carrion; Jaime Erazo. El derecho a la ciudad en América Latina, Visiones desde la política, PUEC-UNAM, International development research center, IDRC/CRDI, pp.127-157.