El mapa se considera una fuente de información tradicional e identitaria de lxs profesorxs de Geografía. Históricamente, se lo consideraba como recurso didáctico para enseñar localizaciones, formas, extensiones, límites y relieves del territorio; poniendo énfasis en la descripción del espacio geográfico, y apelando a la memorización. Pero la utilización de las fuentes cartográficas ha ido evolucionando, y en la actualidad se reconoce que nos permiten mucho más que localizar. Los mapas brindan gran cantidad de información a partir de la cual podemos realizar un análisis geográfico más complejo, donde es posible a partir de la interpretación cartográfica asociar espacialmente problemáticas de tipo social y ambiental, identificar distribuciones y cambios espaciales significativos que evidencien el proceso de construcción socio-histórica del espacio y comprender una problemática desde una mirada más integral.
El mapa no es una fuente de información neutral, ha sido diseñado por alguien que decidió qué elementos poner o no, qué tipo de proyección utiliza o qué variables representar. En este sentido, los mapas permiten identificar las diferencias espaciales vinculadas a las relaciones de poder, por eso no pueden ser considerados simplemente una fotografía del espacio geográfico, sino que nos presentan una visión del mundo, que no es la única.
Nuestrxs estudiantes deben conocer el lenguaje cartográfico, como la escala, la orientación, la localización, la distribución y los símbolos, para poder interpretar correctamente las fuentes cartográficas. Pero lo fundamental, a la hora de utilizar la cartografía como un recurso educativo que permita al estudiante desarrollar el pensamiento crítico, recae en la intencionalidad educativa. De este modo, las consignas a trabajar no deben poner el foco de atención en el “dónde” sino que debemos fomentar el cuestionamiento en torno al “por qué” ese resultado cartográfico, quién realizó el mapa, con qué intencionalidad lo hizo, o qué procesos y/o problemáticas nos permiten analizar.
Para trabajar el caso de la construcción y transformación de Barcelona seleccionamos el trabajo con las Cartas de la ciudad en distintos momentos históricos. El propósito es observar los cambios y permanencias en el uso del suelo a partir de interpretar formas y signos cartográficos.
Como es posible ver, las dos primeras consignas están vinculadas al uso de la herramienta cartográfica a partir de la interpretación de las formas y del aprovechamiento del recorrido temporal que posibilita el Sitio. La tercera consigna, en cambio, avanza hacia la lectura espacial de procesos geográficos a partir de la articulación del material cartográfico con otros materiales.