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Síntesis conceptual: La construcción y transformación de las ciudades

Las ciudades son construcciones sociales complejas, En palabras de Nel-lo y Muñoz (2004), la ciudad representa una de las creaciones más complejas y ricas que la sociedad humana ha producido a lo largo de la historia. Las primeras ciudades comenzaron hace aproximadamente 11 mil años, con las  aglomeraciones antiguas, como Jericó (actual Palestina) que conformaron lo que Soja (2000) refiere como primera revolución urbana. Las relaciones sociales han cambiado a lo largo del tiempo, operando importantes transformaciones que constituyen nuevas revoluciones. En la segunda revolución urbana se gestó  un cambio de escala en la aglomeración (vinculado también a la necesidad de contar con mayor espacio para la producción agrícola), con crecientes vínculos regionales de intercambio y distribución de productos en sociedades estratificadas. También aumentó el alcance y la autoridad política que regulaba la vida urbana. La urbanización Sumeria, Egipcia, Maya o Azteca, permiten evidenciar este modelo. Siguiendo la propuesta de Soja (2000) la tercera revolución urbana se produce unos tres mil años más tarde, período a través del cual la autoridad gubernamental de las ciudades-estado y la cultura urbana se difundió y readaptó en todo el mundo, adquiriendo diferentes formas y rasgos históricos, pero principalmente vinculadas a la coordinación y el control del comercio y de actividades del sector primario, como la agricultura y la minería, entre otras.
 
La inserción de los primeros establecimientos industriales a gran escala en el espacio urbano, de carácter manufacturero, fue el factor que desencadenó la tercera revolución urbana, que al decir de Soja “A partir de ese momento, comenzó a desarrollarse una relación completamente simbiótica y expansiva entre los procesos de urbanización e industrialización a una escala y con un alcance nunca antes vistos, muy similares a los efectos propulsores de las primeras ciudades en el desarrollo de la agricultura” (2000:124). En torno a algunas ciudades, como Londres o Paris, se comenzaron a reconocer conurbaciones que constituían el centro de poder político, económico y mercantil.  En este contexto comienza el proceso acelerado de urbanización. Como indican Nel-lo y Muñoz (2004) se calcula que hacia 1800, 3 de cada 100 personas vivían en áreas urbanas, 13 personas hacia 1900, 27 en 1960, 33 en 1980 y 47 para la década del 2000.
 
Hacia 1960, la ciudad industrial de área urbana central, organizada centralmente por el Estado y  con grandes establecimientos industriales aprovechando la escala y la aglomeración, entra en crisis debido a las fracturas del modelo de acumulación. La crisis del modelo fordista genera una reestructuración que dio lugar a lo que se conocen como ciudades postindustriales.
 
Los cambios políticos, productivos, tecnológicos y financieros que caracterizaron el inicio de la globalización, reestructuraron las ciudades a partir del nuevo patrón de producción industrial basado en el predominio de las empresas transnacionales y la deslocalización industrial. Los espacios urbanos se transformaron al ritmo de las sociedades, con cambios en el tipo de trabajo, con mayor preponderancia del sector terciario, y de las pautas de consumo.
 
Si hasta entonces el Estado asumió, en sus distintas formas históricas, un rol central en el control y desarrollo de las ciudades, a partir de la década de 1970 se comienzan a observar nuevas pautas de intervención de actores privados favorecidos a partir de la desregulación estatal. La lógica de mercado orientó las principales decisiones urbanas y por lo tanto dio lugar al crecimiento de la fragmentación urbana en un contexto de ampliación de la desigualdad social. Procesos de privatización, segregación y gentrificación continúan transformando las ciudades que, de forma paradójica, exhiben áreas exclusivas para residencia de sectores de altos ingresos junto con áreas marginales donde el Estado y mucho menos el mercado, no garantizan los servicios urbanos esenciales.
 
Este recorrido por las transformaciones urbanas permite reflexionar sobre su construcción: ¿Quién decide qué y cómo se interviene en la ciudad? Las ciudades se han ido construyendo y transformando en un interjuego dependiente de diversos procesos económicos, sociales y culturales que han dotado de sentido a la aglomeración y que han sido y son atravesadas por relaciones de poder entre diferentes actores sociales. Ahora bien, en cada etapa histórica ha sido la figura del Estado la garante del control y la administración de las ciudades, de esta manera se convirtió en el actor principal para pensar su construcción.
 
Actualmente, cualquier decisión urbana forma parte de los alcances del Estado. Desde la construcción de una casa, una plaza o un desarrollo urbanístico de gran escala. Independientemente del rol del Estado, su presencia se manifiesta a partir de la legislación. Repensando entonces la actual influencia del Estado en los procesos de planificación y ordenamiento de las ciudades y, haciendo referencia a nuestro país, se puede decir que la misma se instrumenta en normativas que pueden ir desde leyes, como lo es el Decreto-Ley 8912/77 de Ordenación Territorial y Uso del Suelo de la Provincia de Buenos Aires, pasando por planes, proyectos o programas de ordenación del territorio provinciales, hasta códigos de planificación u ordenamiento urbano de escala local. Estos últimos, establecen zonificaciones que determinan los usos del suelo que debe tener cada espacio, dentro de la ciudad.
 
 
Bibliografía (los textos citados están disponibles para su descarga y consulta)
 
Nel-Lo, O. y Muñoz, F. (2004) “El proceso de urbanización”. En: Romero Juan (Coord) Geografía Humana. Editorial Ariel, Barcelona.
 

Soja, E (2000) Postmetropolis. Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones. Los Angeles: Blackwell.